Una canción regia (Canón escandaloso)
(Cardoso en Gulevandia - Vol. VIII)


- Ahora a los postres, nada mejor que un poco de música, músicos, los músicos, cantad.

- Majestad, hemos compuesto una pequeña canción en homenaje a vuestra esposa, la reina.

- Bien, adelante.

Dulce reina mía,
una nueva fantasía en cada nuevo verso,
deseo mostrarte,
no quiero decir más,
lo que tú ya sabes.
El día en que te conocí me pareció
muy grande
tu inteligencia,
vi tu nariz
diminuta,
vi tu cabelleraaa
cayendo sobre tu cintura
y tus pechos
maternales.
Y ahora ves la sombra
de uno que sin esperanzas te ama
ves el llanto
del infeliz
porque tú perteneces a otro
sólo eres
de tu marido.

- Bravo, bravo, quisiera escucharla una vez más, pero me gustaría más a dos voces.

- Pero, tengo una sóla majestad

- Que cante aquel otro músico el de la viola.

- Es que yo no se la letra majestad

- Oh, bien entonces cantadla en canon

- ¿En dónde?

- En canon, esa manera en que primero canta uno y luego otro hace la, imitación, comienza tú y tú que no sabes la letra vas repitiendo lo que el canta, ¿qué ocurre? ¡no sabeis lo que es un canon!

- Oh, si, si... sabeís.

CANON
Dulce reina mía,
una nueva fantasía en cada nuevo verso,
      
Dulce reina mía
deseo mostrarte,
       
una nueva fantasía en cada nuevo verso
no quiero decir más,
      
deseo mostrarte
lo que tú ya sabes.

El día en que te conocí me pareció
      
El día en que te conocí...
muy grande
      
me pareció
tu inteligencia,
      
muy grande
vi tu nariz
       tu inteligencia
diminuta,
       vi tu nariz
vi tu cabelleraaa
       diminuta
cayendo sobre tu cintura
       vi tu cabellera
y tus pechos
       cayendo sobre tu cintura.

Y ahora ves la sombra
de uno que sin esperanzas te ama
       Y ahora ves la sombra
ves el llanto
       de uno que sin esperanzas te ama
del infeliz
       ves el llanto
porque tú perteneces a otro,
sólo eres
       del infeliz
de tu marido.