Marcha de la conquista
(Volumen VII)

Escuche esta marcha. Con ella pretendemos demostrar que el cariño no está reñido con la disciplina.
Escúchela, compruebe cómo detrás de una voz enérgica puede haber un gran amor escondido... y temblando.
¡Escúchela ya, es una orden!


En lo más profundo de mi pecho
un solemne sentimiento vive ya. 
Sentimiento de lealtad, y de respeto,
que en este grito de mi boca brotará:
¡TE AMO, MARIA CRISTINA!

Siempre guardo el recuerdo de aquel día,
aunque nunca comprendí lo que ocurrió.
Mi amor le declare a María
y ella entonces se ofendió.

Caminábamos por un bosquecillo,
alegres cantaban los pajarillos...
¡PIO, PIO!
Saltamontes, abejas y cigarras,
gusanillos, luciérnagas y grillos,
abejorros, libélulas, mariposas,
revoloteaban en torno a nuestro afecto
Y le dije con voz temblorosa:
"¡Este sitio está lleno de insectos!"

Con dulzura le pedí que se acercara,
su mirada desvió tímidamente,
y para lograr que me mirara,
yo le dije:
¡VISTA AL FRENTE!

Era hermoso caminar enamorados...
¡UN, DOS, UN, DOS, QUIER, DERE, QUIER, DERE, QUIER, QUIER, TE QUIER, TE QUIER, TE QUIER MUCH!

Con intensa pasión le dije entonces:
"ABRÁZAME. CON LA TAREA INDICADA, ¡COMENZAR!"
Y María obedeció tiernamente...
"BESARME, HACERLO, YA"
Nunca pude comprender lo que ocurrió
y por eso mi relato aquí se cierra
nunca supe por que causa se ofendió
cuando le dije
cuando le dije
¡CUERPO A TIERRA!